🩸 Plasma Rico en Plaquetas: el secreto que tu piel quiere contarte

Hay algo en vos que puede ayudarte a verte mejor. No es una crema mágica. No es un suero de laboratorio. Es tu propia sangre.

Sí, leíste bien.

Una parte de lo que ya llevás adentro guarda una capacidad de regeneración que muchas veces subestimamos. Pero que, bien utilizada, puede marcar una diferencia enorme en cómo se ve —y se siente— tu piel.

Y aunque se escucha cada vez más seguido, sigue habiendo algo enigmático detrás del Plasma Rico en Plaquetas.
Porque no se trata solo de “pinchazos con tu sangre”.


No todo el que lo ofrece, lo entiende

Hoy es fácil encontrar promociones de PRP en redes sociales, en centros de estética o incluso en lugares no médicos que lo anuncian como una solución mágica para rejuvenecer. Pero como ocurre con todo lo que es realmente poderoso, también puede tener riesgos si no se aplica como corresponde.

El PRP es un tratamiento médico. No cosmético.
Eso significa que debe realizarlo un profesional capacitado, que no solo sepa extraerlo y aplicarlo, sino también leer tu piel, entender qué necesita y evaluar si este tratamiento es para vos.

Porque no todo rostro lo necesita.
Y no en todos los casos se ve el mismo resultado.


¿Qué es el PRP y cómo funciona?

Sin entrar todavía en el “secreto”, sí podemos contarte lo que sucede técnicamente:

El procedimiento comienza con una pequeña extracción de sangre del propio paciente. Esa sangre se centrifuga para separar el plasma rico en plaquetas —es decir, la parte más concentrada en factores de crecimiento y regeneración— del resto.

Ese plasma, una vez purificado, se aplica en la piel mediante microinyecciones muy finas. No duele y no deja marcas importantes. Pero sí deja algo más profundo: un estímulo biológico que despierta a la piel desde adentro.

Lo que ocurre después no es inmediato, pero sí es real.


¿Quién debería hacérselo?

El PRP está indicado para personas que notan:

  • Piel opaca, cansada o con falta de vitalidad
  • Primeros signos de envejecimiento
  • Pérdida de firmeza o elasticidad
  • Marcas o cicatrices de acné
  • Caída del cabello (en este caso, se aplica en cuero cabelludo)

También es un excelente complemento para otros tratamientos: prepara la piel, potencia resultados y mejora la calidad general del tejido.


¿Y por qué hacerlo con un médico con experiencia?

Porque no se trata solo de aplicar.
Hay que saber cuándo, dónde y cuánto.
Cada piel tiene un ritmo. Una necesidad. Un límite.

Un médico entrenado puede:

  • Evaluar si el PRP es el tratamiento adecuado para tu caso
  • Prepararte correctamente para el procedimiento
  • Usar el protocolo y el equipamiento correcto (que no es estándar)
  • Garantizar la esterilidad y seguridad del proceso
  • Acompañarte después, sabiendo cómo va a reaccionar tu piel

Aplicar mal el PRP no solo puede anular los resultados… puede generar inflamaciones, infecciones o incluso reacciones indeseadas. Y todo eso, con tu propia sangre.


¿Cuál es el verdadero secreto del PRP?

El PRP no rejuvenece como un efecto externo. No rellena. No estira.
Lo que hace es más sutil, pero también más profundo: reactiva tu capacidad natural de reparar, regenerar y revitalizar la piel.

Es tu cuerpo, ayudando a tu cuerpo.
Es volver a activar algo que quizás ya habías dado por perdido.

Y eso, bien hecho, cambia todo.


En nuestro centro, hacemos PRP como debe hacerse

Usamos protocolos médicos validados, equipamiento profesional y te acompañamos desde la primera consulta. Porque tu piel no necesita cualquier tratamiento. Necesita el tratamiento correcto, en manos confiables.

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