Radiofrecuencia médica vs. estética: la historia de dos calores muy distintos
Lucía siempre fue de cuidarse. Cuando empezó a notar que la piel de su cara y cuello se veía más flácida, decidió probar algo “suave”, sin agujas ni recuperación.
En un spa le recomendaron una radiofrecuencia estética. Sintió un calor agradable, como si le estuvieran dando un mimo relajante. Salió contenta… hasta que pasaron las semanas y los resultados no llegaron.
Fue entonces cuando escuchó hablar de la radiofrecuencia médica Accent Prime. Al principio dudó:
“¿No es lo mismo pero más caro?”
Descubrió que no.
La diferencia que no te cuentan
La radiofrecuencia estética calienta solo la capa superficial de la piel. Esa sensación placentera es real, pero el estímulo al colágeno es mínimo.
La radiofrecuencia médica, en cambio, llega a capas profundas, con la potencia justa para activar la producción de colágeno y elastina. No es solo “calorcito”: es un trabajo real que el cuerpo responde regenerando tejido.
El momento del cambio
En la primera sesión con Accent Prime, Lucía notó algo distinto: el calor era más intenso pero totalmente tolerable, y la piel se sentía “trabajada”.
A la tercera sesión, el espejo le devolvía una cara más definida, pómulos más firmes y un cuello con mejor textura. Lo que antes parecía inevitable (seguir aflojándose) empezó a revertirse.
Lo que no se ve, pero se siente
Más allá del espejo, Lucía notó que la piel estaba más densa y elástica. No era un cambio pasajero: con el plan correcto, la radiofrecuencia médica logra resultados que duran y se potencian con el tiempo.
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